Malasaña tiene nuevo sitio de referencia desde el pasado mes de febrero, cuando abría sus puertas el Club Malasaña. Si solías salir de fiesta hace un tiempo, te sonará la que era la sala Taboo de la calle San Vicente Ferrer, famosa durante la época de la Movida, ahora cobra una nueva vida en la que se da cita la escena creativa de la capital.
Los creadores del club Cha Chá son los artífices de este nuevo local, una discoteca diferente en la que el terciopelo rojo, sus murales y su música cobran protagonismo. Ya a la entrada te encuentras con un potente neón rojo que te da la bienvenida, sigues por su vestíbulo donde te encuentras con esas cortinas de terciopelo que mencionábamos al principio, para continuar por un pasillo cargado de espejos que te llevan hasta la sala principal.
Edgar Kerri y Laura Vandall quisieron imaginarse como sería el club que tendría en el sótano el Ritz de París y así dieron forma al que ahora es Club Malasaña . Su estado actual impide imaginarnos en el que se encontraba cuando decidieron comenzar con su proyecto «olía fatal, estaba podrida».
Sus murales son una oda al cuerpo, el artista Ignasi Monreal ha centrado su atención en cuatro partes de nuestra anatomía. Sus murales son de azulejos pintados a mano y se han convertido en el primer mural cerámico que hace en todo el mundo, y está en Madrid. Se trata de un photocall único, según palabras del artista quiere que la gente se haga fotos ahí «un buen fondo para fotos de fiesta«.
No es un local más, ya que quieren hacerte sentir como en casa ofreciendo, a todo aquel que lo pida, zapatillas de hotel para que tus pies descansen, pero sin que pare de bailar tu cuerpo.
Que no falta la música. En Club Malasaña quieren recuperar el sonido de Studio 54 y Paradise Garage, cobrando vital importancia la música disco, sobre todo la de los años 80.
Su horario de momento será de jueves a sábado de 23 a 6 de la mañana, aunque el proyecto quiere más y son muchas las propuestas que pronto cobrarán vida.